Para variar un poco y dejar a un lado la Cruzcampo, Perico nos enseñó qué matices podemos distinguir en una buena cerveza. Probamos algunas artesanales, cervezas alemanas, negras, y alguna que nunca volveremos a ver. Acompañado con comida, que si no acabamos mal… y nadie se volvió en coche a casa. Más de uno estuvo como en un sueño.

Aprovechando el puente del Pilar, nos hemos ido algunos a la capital. Unos, a ver a sus familias. Otros a conocer Madrid, que nunca deja indiferente. El Prado, El Retiro, vías con cinco carriles en una sola dirección… aunque después de vivir en Sevilla, todo sabe a poco.

Tommaso Cogato es un pianista de renombre, que a menudo toca con su esposa Mariarosaria D’Aprile al violín. Hoy ha venido a tocar un repertorio de Claude Debussy, aprovechando el centenario de su fallecimiento. Siempre nos dice que le encanta el piano que hay en la sala de estar, que por lo visto es del siglo XVIII, y que a saber cuántos genios lo han tocado. Al final, hemos pasado un buen rato, aunque algunos siguen peleados con la música clásica y de cámara.

 

¿Cómo se colocan los cubiertos? (se puede complicar mucho) ¿Dónde se pone la servilleta?¿De qué se puede hablar?¿Y los codos, dónde los meto?¿Qué hago con el pan? Por si te invitan a comer a la Moncloa, que a lo mejor queda lejos, o simplemente vas a cenar con los padres de tu novia, esta sesión te da las herramientas para salir airoso de cualquier situación a la mesa. La verdad es que algunos se quedaron con la boca abierta. ¡Cuántos detalles! Pero si algo quedó claro, fue que ante la duda, naturalidad.

Lomaluz, paraíso terrenal. Es una casita de campo en el Aljarafe, con piscina y mucho sitio. Para recibir en condiciones a los nuevos residentes, conocerlos y contarles batallitas de años anteriores. Tampoco es mal momento para prepararlos, porque en Almonte se exige que cada uno de lo mejor de sí: en el ámbito académico, y en el personal. Por lo pronto, un chapuzón en la piscina no hace daño a nadie.

El año pasado la ruta inglesa, y este año hemos tenido que repetir, pero por la francesa. El Camino es una experiencia extraordinaria. Los que lo hayan hecho sabrán que une, forja amistades y enrecia. Unas botas, saco de dormir y poco más, de Sarria a Santiago en cuatro días. Íbamos adelantando hasta a las bicis, aunque cuando llegábamos al pueblo siguiente, pasábamos un rato esperando a recuperar la sensibilidad en los pies. Al llegar a Compostela aún se escuchaba el eco de los cohetes del 25. Misa del peregrino y abrazo al apóstol; repusimos fuerzas en el Colegio Mayor La Estila, y para acabar, buffet libre en el Domino´s, y a la furgo.

El verano no es para rezongar -¡hay que aprovecharlo!-, y este año han salido dos planes que dan envidia. Algunos nos hemos ido a patear Europa, y como teníamos poco tiempo, tres ciudades: Praga, Viena, y Budapest. Respirando historia y arte y empapándonos del centro de Europa han pasado los cinco días volando.

Una experiencia que vale la pena repetir, que nunca desilusiona, y que marca para siempre, es el Congreso UNIV que se celebra en Roma todos los años desde 1968, durante la Semana Santa. Este año, varios alumnos del Colegio Mayor y socios del Club Universitario Almonte han acudido a la cita (alguno incluso ha saludado al Papa), exponiendo su ponencia y, sobre todo, empapándose de la capital del Imperio Romano, de Italia, del Renacimiento y el Barroco, del convulso siglo XX; en definitiva, de una de las ciudades con mayor riqueza cultural de la historia y del mundo (después de Sevilla).

Todo no iba a ser cachondeo, y como en mayo vienen los exámenes, nos curamos en salud y preparamos a conciencia los finales, desde ya. Sólo hace falta un sitio tranquilo con una buena sala de estudio, y para eso, Pozoalbero no falla. Intercalando un pádel o un futbito de cuando en cuando para defogar, hemos echado cinco días de estudio intenso, que seguro tendrán premio en junio.

Para ir haciendo el oído al son de las guitarras, los tacones en el tablao y las voces alegres, entonadas con rebujito y doradas al sol de Sevilla, hemos tenido un rato de arte en forma de madera, cuerdas y genio. Sevillanas, bulerías, alegrías, coplas y buen humor han llenado la sala de estar de Almonte. Un cajón flamenco, una guitarra y voz curtida por los años, casi consiguen que más de uno se arranque a bailar.