Todo no iba a ser cachondeo, y como en mayo vienen los exámenes, nos curamos en salud y preparamos a conciencia los finales, desde ya. Sólo hace falta un sitio tranquilo con una buena sala de estudio, y para eso, Pozoalbero no falla. Intercalando un pádel o un futbito de cuando en cuando para defogar, hemos echado cinco días de estudio intenso, que seguro tendrán premio en junio.